Explorar y analizar de manera crítica los trasfondos y alcances del desarrollo sostenible y de la Agenda 2030, así como los retos a los que se enfrentan las IES para implementar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) al interior y contribuir, desde sus funciones de educación superior, a su cumplimiento.
Las universidades son organizaciones clave para impulsar la transición hacia sociedades
sustentables. Una forma es a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Cuáles son
sus propuestas actuales para promover que esto suceda? ¿Están lográndolo? ¿O es necesario
repensar estas propuestas?
El Dr. José Manuel Saniger, a través de su ponencia, nos explica qué es la Red SDSN (Sustainable
Development Solutions Network) y cómo las universidades mexicanas podemos formar parte de ella. Esta
red está formada por diversas universidades en el mundo, siendo la academia uno de los sectores clave
para el logro de la Agenda 2030.
La función de la SDSN es movilizar las experiencias y capacidades de la academia para generar soluciones
transformadoras para el desarrollo sostenible. Nos comenta que la red SDSN en México plantea como objetivos
prioritarios el fin de la pobreza y la reducción de desigualdades.
Posteriormente, la Dra. María Luisa Eschengagen Durán, a través de su ponencia “¿Desarrollo sostenible o
educación ambiental en las universidades?”, nos plantea un análisis crítico de la efectividad de los
acuerdos internacionales multilaterales que se han planteado desde 1971 para atender la situación mundial
ambiental. A través de datos y cifras globales, hace evidente cómo, a pesar de estos acuerdos internacionales,
no ha habido un cambio sustancial, sino más bien un empeoramiento en la situación a nivel global. Esto se debe,
nos comenta, por el enfoque de sustentabilidad que subyace a la Agenda 2030 (el desarrollo sostenible),
con lo que hace una crítica a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): “¿será que han fracasado?”,
pues existen serias dificultades en su coherencia y financiamiento (Gómez–Gil, 2017 y Unceta, 2015). En
contraste, propone una educación ambiental en las IES que no siga los lineamientos de la educación actual,
sino una que entiende que el problema ambiental no es de tipo técnico sino civilizatorio. Para lograrlo,
propone 7 requerimientos:
1. La necesidad de la contextualización de los problemas ambientales (desde las ciencias sociales).
2. La importancia de la identificación de causas de los problemas ambientales (la formación universitaria es teórica).
3. El reto de la claridad y coherencia conceptual (problema y ejemplo).
4. La importancia de la interdisciplinariedad.
5. El aporte del pensamiento y la ética ambiental.
6. La importancia de preguntar y problematizar.
7. El reto de cultivar cuatro capacidades.
Estos siete requerimientos, entretejidos en cada currículum, a través del diálogo de saberes, podrán posibilitar la formación de criterios ambientales y construir una cosmovisión desde la cual sean posibles otras formas de ser, estar y habitar el mundo, y que respeten la diversidad de formas de vida. Esto, para garantizar la capacidad de reproducción de la vida a largo plazo en el planeta.
Universidad Autónoma de México